Me gusta que mi Perseverante Creatividad Obsesiva se abra, se expanda, muestre creaciones de otras personas con las que me relaciono y pienso que en un futuro sea un virus referencial de la creatividad diaria. Hoy he comprado un libro en mi instituto. Esto, que para algunos será habitual y para otros un hecho anecdótico, para mí, en este caso, ha sido un hecho diferente. No os voy a hablar del libro porque aún no lo he leído. Os voy a hablar de mi experiencia en la presentación de una creación. Voy a ser sincero: baje al salón de actos enfadado. Estamos a una semana vista de exámenes y en mi caso aún tengo bastantes lagunas, no he estudiado todo lo que hubiera querido para este trimestre, he tenido varias faltas de asistencia y para rematar: ¡pierdo clase para que me vendan un libro! Igual que os digo una cosa, os digo otra: no me arrepiento de haber bajado. Conforme avanzaba la presentación me fue cautivando el autor por la sinceridad, la sencillez y por ver el trabajo de un hombre que escribe un libro en su edad dorada con la mayor de las ilusiones. Yo sé el esfuerzo que cuesta autoeditarse (por mis Fanzines Cúbicos), sé de la pasión de contar historias, del deseo de ser leído, de la ilusión cuando alguien desconocido muestra un mínimo de interés en conocer tu obra. La cuestión es que ya sea por empatía, por tener el día más sensible o porque el destino lo ha querido, este libro está en mis manos, así que cuando lo lea os cuento que me ha parecido.
Día 0284. La Caja del Tiempo de Francisco Rodríguez Castro.
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