Por fin llego a casa. He apuntado a Lola a natación y mis tardes de lo que queda de mes y del siguiente van a ser casi en su total integridad para ella tal y como antaño lo fueron para con mi nene mayor. En mi lista de Imprescindibles suena Perro Traidor de Saratoga. Debería ponerme a mezclar El (infructuoso) Pegole-t 16 pero es tarde, voy a aprovechar poco y además, mi Perseverante Creatividad Obsesiva me pide expresión escrita. Suena Princess Of The Dawn de Accept.
El Sábado quedamos por la noche con mi amigo Claudio. Entre otros muchos temas salió el de la lectura y hoy, aún lo tengo en la mente dando vueltas. Hablamos de la maravilla de los libros, de como todos leemos lo mismo pero como cada uno nos hacemos nuestra propia y única imagen mental de lo que leemos. Aunque nos gusten los cómics y el cine, en estos, todos vemos lo mismo, cosa que en los libros no sucede ya que cada lector verá los personajes y escenarios de forma completamente diferente. Si hablo de libros con alguien es ineludible citar a Richard Bach: Uno de mis autores preferidos y que me acompañan siempre. De pequeño mi tío me castigó una tarde de verano, en la que estaba más revoltoso de lo habitual, a leer Juan Salvador Gaviota. Quedé alucinado y yo mismo practique este castigo con mi nene de pequeño consiguiendo idénticos resultados. De hecho, él asegura que continuara con esta tradición familiar por lo que podemos considerarle ya, señor Bach, parte de la familia. No sé cuántas veces habré releído este libro a lo largo de mi vida. Muchas, sin duda; aún me fascina y maravilla el hecho de que puedas leerlo de pequeño y entender una versión infantil y de adulto, una versión madura. Ayer volví a leer Ilusiones, otro de los libros de este autor que se lee de un tirón en un par de horas como mucho. Sublime. Lo puedes leer mil veces y mil veces que te ensancha el horizonte y el alma. Estos libros suelo leerlos en verano. Por algún extraño mecanismo mental, me llaman en esta época. Ellos mismo exponen espacios abiertos, sol, campo, aire… Veranos que no son sólo una estación si no un momento o tiempo. No sintonizo con ellos por mi verano actual si no por esos veranos (o esa esencia senti-mental que podemos denominar verano) en los que el olvido del tiempo, los juegos, el agua y el sol se fusionan con otras realidades donde beso a esa preciosidad rubia de bikini rosa y cuadraditos blancos. Hoy quería nadar pero no ha podido ser, se me ha roto el empeño y el sueño de una continuidad que me haría sumergirme en otros mundos y realidades cuyo nexo sería el acuático elemento primordial. Si para Richard Bach la libertad es el Don de Volar para mí es El Don de Nadar. Cómo este mismo autor decía: «Es extraño que la familia crezca bajo un mismo techo» por lo que, hermano Bach, continuo perseverando, al igual que tú con tu vuelo, en poder expresar mi libertad y creatividad en aguas que me permitan hacerlo en un futuro no muy lejano. Suena Turn The Page de Metallica. Off.